El proyecto busca generar conciencia entre las menores, en un país en donde asesinan a 10 mujeres al día.
Texto y fotos: Abraham Bote Tun
Gladys Pinto es una joven maestra de la Escuela Secundaria Leandro Valle Martínez, en Kanasín, Yucatán. Es la mentora de varias niñas que combaten la violencia de género, el acoso escolar, el bullying y el adultocentrismo “autoritario”.
La normalista lidera el proyecto Volando Libres #SinViolencia, integrado por un grupo de niñas de la comunidad, el cual busca crear conciencia entre las y los estudiantes de las escuelas, y en su entorno sobre las agresiones que ellas viven diariamente, así cómo identificar y combatir estos problemas.
Este problema toma especial relevancia en México, donde los feminicidios y desapariciones están a la orden del día. Cifras oficiales contabilizan 10 asesinatos de mujeres diariamente.
Volando Libres trata de reforzar la cultura de paz entre las y los estudiantes y en los habitantes de la localidad. “Que las y los alumnos de la escuela y la comunidad reconozcan las violencias que viven”, subraya la maestra.
La iniciativa consta de cuatro etapas: en las primeras dos se trata de que las líderes del equipo expresen lo que sienten en cuanto a la violencia que viven, que no están seguras en las calles, y de la violencia familiar que sufren en sus propias casas.
“Ellas sienten e imaginan qué quieren hacer y cómo quieren cambiar esta situación y se buscan soluciones”, detalla.
De manera personal, cuando era una niña estudiante, Gladys no sufrió ningún tipo de violencia, sin embargo, fue partícipe cuando sus compañeros sí fueron violentos.
“Era la típica que se reía y no me daba cuenta lo mal que la pasaban mis compañeros, me he reencontrado con ellos y son momentos que se quedan marcados, nunca hubo adultos o docentes que nos concienticen sobre eso, hubiera sido bueno tener esa formación”, reconoce la maestra.
Durante su vida universitaria ideó un programa que posibilite la concientización, años después durante su labor como docente pudo llevarlo a la práctica.
Ante este panorama, decidió crear este proyecto, el cual inició como algo escolar para participar en un concurso de una asociación nacional que se llama Somos el Cambio, en octubre del 2019 .
“El objetivo principal del proyecto es la prevención de la violencia en diferentes contextos, desde el hogar, la escuela y comunidad, ya que las estudiantes que conforman el proyecto viven en una de las localidades más violentas de Yucatán (Kanasín) se trata de difundir información para que los adolescentes reconozcan los diferentes tipos de violencias que viven y ejercen, para poder cambiar eso a través de pequeñas acciones y actividades donde se vaya involucrando toda la comunidad poco a poco”, expresa.
Ella tiene formación como normalista, considera que hay bastante diferencia a estudiar en una universidad convencional; principalmente, según explica, porqué reciben una capacitación humanista; “en mi vida como normalista siempre nos formaron para que eduquemos jóvenes con conciencia social y no nos enfoquemos a solo las notas académicas, en esa parte agradezco las enseñanzas de mis maestros”, destaca.
Aunque admite que la normal no le brindó las herramientas completas para saber realizar proyectos con impacto social, pues en ese ámbito debían dedicarse más a lo pedagógico para aprender a enseñar, sin embargo, “creo que pude tomar lo bueno y lo necesario para llevar a cabo no solo este proyecto sino, también, la forma en que me gusta impartir clases desde una perspectiva humanista y consciente”.
La maestra expone que en las diversas actividades y talleres que han realizado, han encontrado que los tipos de violencia, agresiones y acoso estaban normalizadas entre las y los estudiantes, como recibir un golpe por parte de un compañero o que levanten la falda a las niñas, a modo de “juego”.
No obstante gracias a Volando Libres ya reconocen estas violencias y ya las pueden denunciar. “Ya le llaman por lo que es, lo visibilizan, están conscientes de que cuando les pasa algo en el salón o fuera, tienen que denunciarlo”, comenta.
Para Galdys, a través de este proyecto combaten un tipo de autoritarismo; el adultocentrismo, “uno de nuestros propósitos es que las infancias y adolescencias se hagan escuchar en primera persona y no solo lo que los adultos piensan que necesitan, siempre se intenta que todas las actividades sean ellas las protagonistas y que contagien a sus pares a unirse en la labor social desde lo individual hasta lo colectivo”, indicó.
Una de las satisfacciones que le ha dejado estar al frente de Volando Libres es poder impulsar a sus alumnas y alumnos a ser personas conscientes sobre la realidad en la que viven y que ellos puedan poner de su parte para cambiar lo que no les gusta, “muchas veces ellos no saben que lo que viven es violencia hasta que indagamos y realizamos actividades para que se den cuenta que no es normal y no hay que aceptarlo”.
La satisfacción más grande es ver el crecimiento personal de cada alumno o alumna involucrada, un cambio en todos los sentidos, de manera positiva, agrega.
A su vez, señala que es importante impulsar este tipo de iniciativas porque las y los estudiantes, sobre todo de niveles básicos, requieren una formación integral, y esto solo puede darse al momento de hacerlos partícipes en ciertos proyectos, pues los docentes están acostumbrados a solo teorizar y realmente lo que “se necesita es que ellos vivan desde temprana edad lo que significa ser un ciudadano que cuide de sus contextos para tener una vida digna, sin violencia y con respeto”.
Esta fotobiografía realizada con el apoyo de la Unidad Global de Apoyo a la Democracia de la Heinrich-Böll-Stiftung Unión Europea forma parte del webdossier Juventudes y derechos humanos. Voces jóvenes en aumento y fue publicado originalmente aquí en inglés.